Cuando Miguel enfermó de Covid-19 en México, a finales de diciembre, comenzó un viacrucis para su familia, que tuvo que buscarle frenéticamente oxígeno y cama en un hospital y luego esperar varios días para cremarlo.
El aumento de las defunciones es escalofriante, con 32 mil 593 sólo en enero, el mes más mortal de la pandemia. La situación desborda hospitales, funerarias, cementerios y crematorios.
Una doctora “nos pide que vayamos a conseguir oxígeno y ahí empieza la travesía”, cuenta una nieta del hombre de 78 años, fallecido el 4 de enero, quien pidió cambiar el nombre de su abuelo por privacidad.
Desde ese momento, los familiares batallaron para encontrar cupo hospitalario, pagaron sobreprecio por el traslado en ambulancia y, cuando murió Miguel, pasaron a una lista de espera para poder cremar sus restos.